El arzobispo de Santiago, monseñor Héctor Rafael Rodríguez, clamó ayer por la paz en Oriente Medio y el mundo, la solidaridad y la justicia social.

Las ideas del prelado fue expuestos ante miles de feligreses que se congregaron ayer en el estadio Cibao, donde celebraron con una misa, previo a una procesión, la solemnidad del Corpus Christi, que conmemora la presencia real de Cristo en la Eucaristía y es una manifestación pública de fe para los católicos.

También en la caminata, en el marco del Año Jubilar “Peregrino de Esperanza”, participaron cientos de personas que convirtieron el trayecto hacia el Estadio Cibao en un río de peregrinos.

En el Estadio Cibao, que tiene capacidad para 18,077 espectadores, monseñor Héctor Rafael Rodríguez presidió la eucaristía ante miles de católicos de todas las pastorales de la Arquidiócesis de Santiago, quienes con prendas de vestir, de color blanco, se concentraron el campo deportivo y celebraron jubilosamente con cánticos y plegarias a Dios el Día de Corpus Christi.

“La eucaristía nos enseñan que lo poco compartido con amor se convierte en abundancia, nos enseña que sí cada uno ofrece lo que tiene, su tiempo, su compasión, sus dones, su escucha, su pequeño aporte, entonces, el hambre del mundo puede empezar a calmarse”, enfatizó el arzobispo en la homilía.

Monseñor Héctor Rafael Rodríguez afirmó que con el egoísmo las cosas empeoran, mientras que con la solidaridad y el compartir pueden ocurrir muchos milagros.

En este gesto de Jesús-agregó- está el corazón de su enseñanza, de la enseñanza de esta fiesta que nosotros celebramos hoy, no basta con rezar, hay que compartir, no basta con mirar al cielo, hay que mirar al hermano necesitado y, de manera especial, al hermano que sufre hambre, calamidad, miseria.

Memorizó que San Pablo en la segunda lectura nos recuerda las palabras de Jesús en la última cena: “Hagan esto en memoria mía”. Dijo que esas palabras de San Pablo, también son para nosotros hoy.

“Ese es el desafío, eso que hizo Jesús, eso que ocurrió en la multiplicación de los panes, también puede ser hecho por nosotros hoy. La cena del Señor es memoria viva que nos compromete, que nos desafía, por eso no puede haber comunión verdadera sin justicia, no puede haber una devoción verdadera a Dios sin solidaridad”, subrayó.

El prelado católico significó que no tiene sentido comulgar con Cristo “si cerramos el corazón a los que sufren, a los hermanos, a los pobres, no tiene sentido comulgar con Cristo si ignoramos las lágrimas de quienes sufren, si nos desentendemos de los problemas del pueblo, de los problemas del prójimo”.

Por Redaccion