Recordó al «atormentado pueblo ucraniano, a los pueblos palestino e israelí, al pueblo sudanés y a tantos otros», así como las tragedias de Nigeria y Liberia.
«Al final del año, tengamos el valor de preguntarnos: «¿Cuántas vidas han sido destrozadas por los conflictos armados? ¿Cuántos muertos? Y cuánta destrucción, cuánto sufrimiento… ¡cuánta pobreza!», exclamó el Papa.
«¡Que los que tienen intereses en los conflictos escuchen la voz de la conciencia!», instó.