Por: Ramón Antonio Veras.

1.- La niñez, esa criatura que está en el primer período de la vida humana, necesita que en todo momento se le explique las cosas con claridad.

2.- Lo que es el origen o fundamento de lo que existe, o el motivo que mueve a una persona a actuar de una u otra manera, debe ser dado a conocer al niño sin ambigüedad.

3.- Los chiquillos dominicanos no merecen ser desarrollados desconociendo la realidad de la existencia de lo que está en el mundo exterior. Para comprender, hay que conocer, estar enterado.

4.- A ese ser inmaduro que actúa irreflexivo, hay que ponerlo acorde con el signo de los tiempos, que accione con conocimiento de causa, a consecuencia de qué se ejecuta tal o cual acción.

5.- Desde que sale del vientre de su madre, el niño dominicano escucha hablar de corrupción, sin que en su hogar, sus padres, o luego en la escuela, los maestros, le expliquen de dónde proviene.

6.- Una vez que el niño de aquí alcanza el mayor grado de crecimiento en la adultez, sigue oyendo hablar de corrupción como algo muy feo, pero como característico de cada persona física del país.

7.- Como al niño dominicano no se le ha explicado lo que es el fenómeno de la corrupción, tiene justos motivos para creer que la corrupción es algo así como una enfermedad habitual en las dominicanas y los dominicanos, que viene con ella desde su nacimiento.

8.- El objetivo de los ideólogos de las clases dominantes de no explicar el origen, la causa fundamental de la corrupción, es no ligar el fenómeno con el régimen económico que rige la sociedad dominicana.

9.- La corrupción no tiene el color de la sangre, ni necesariamente contiene sangre, como algunos han querido vincular el nocivo fenómeno con el sistema sanguíneo.

10.- Corrupción, pobreza, violencia, criminalidad, prostitución, narcotráfico y ladronismo son hijos e hijas nacidos del mismo parto.

11.- El sistema social que impera en la República Dominicana, por su propia naturaleza, genera corrupción; no importa el partido o el gobernante. La corrupción no tiene nada personal; es sistémica.

12.- En nuestro país, al igual que en otro bajo el mismo ordenamiento, la corrupción está presente en todas las instituciones y órganos del Estado. Le es inherente.
13.- Es engañar al pueblo hablarle de gobernar libre de corrupción, porque todo aquel que dirige el Estado dominicano se involucra con funcionarios que practican, ejecutan actos ilícitos.

14.- La sociedad dominicana, por estar degradada, tiene como aliada a la corrupción que, al igual que el hambre y la pobreza, estarán presentes mientras tenga vigencia el actual sistema que descansa en la desigualdad de oportunidades.

15.- No es más que un pasatiempo burlesco y politiquero decirle al pueblo que luche contra la corrupción, dejando intacto, enterito, el sistema que la hace posible. La corrupción, al igual que la pobreza y el hambre, hay que enfrentarla para que desaparezca como lacra social.

16.- A los dominicanos de buenos sentimientos les toman el pelo cuantas veces les llaman a combatir la corrupción como un mal personal y no un fenómeno social a enfrentar partiendo desde donde se origina.

Santiago de los Caballeros,
17 de septiembre de 2025.

Por Redaccion