Por: Ramón Antonio Veras.

1.- Por muy profunda que sea la crisis económica que afecta a una sociedad, y lo caduco del régimen económico que la posibilita, esto no basta para que surja un nuevo orden social que venga acompañado de progreso.

2.- Las contradicciones no se superan sin la intervención de fuerzas motrices que les sean adversas, que se opongan a su permanencia. El conflicto termina con la batalla que pone fin a las dificultades.

3.- El ser humano debe participar, accionar a los fines de hacer colapsar un sistema que representa una traba, un impedimento para el desarrollo social. La destrucción de lo nocivo, permite que surja lo bueno, lo beneficioso.

4.- El ordenamiento económico y social predominante en nuestro país, es perjudicial, ocasiona daños a la mayoría del pueblo dominicano. Porque es pernicioso, se impone sustituirlo por otro que sea provechoso.

5.- Las normas, reglas e instituciones que dominan a las dominicanas y a los dominicanos, no sirven, no son aptas para hacerle la vida digna a la mayoría de los integrantes de nuestra comunidad.

6.- La forma como está organizada la sociedad dominicana, no da respuesta a las necesidades más perentorias de lo que en verdad se llama pueblo, a los que son los más.

7.- Sin mucho esfuerzo, es fácil comprobar que, en nuestro país, la mayor parte de la gente vive mal, porque está bajo una forma de organización social inútil, ineficaz e improductiva. Por tanto, la misma no conviene, para nada es deseable.

8.- Entonces, lo que no es beneficioso para un pueblo, hay que hacerlo desaparecer para que no siga haciéndole daño, perturbándolo en su existencia, lastimándolo para que no sea feliz.

9.- Las dominicanas y los dominicanos, porque en su gran mayoría no tienen garantía de comida, servicios de salud, educación y vivienda digna, permanecen en estado de desventura, privados de alegría.

10.- Por más desgraciados y condenados al régimen de las desdichas, que estén los pobres de este país, y aunque el sistema sea cruel, no cambiarán de situación, así por así, por simples quejas y lamentos.

11.- Por necesidad, de la manera que sea, sin más titubeos, las personas sensibles de este país, están en el deber de accionar para modificar, y de cualquier forma incidir con el objetivo de impulsar un cambio en la vida material y espiritual de la generalidad de nuestros conciudadanos.

12.- No importa lo cruel que sea la vida de los marginados en la sociedad dominicana. La misma no cambiará, a no ser que mujeres y hombres buenos, humanos, sensibles y con sentido de responsabilidad ciudadana y cívica, decidan trabajar para transformar el orden económico que aniquila a nuestros connacionales que están en la pobreza.
Ideas finales

13.- No es cuestión de someter a críticas, maldiciones, censuras y reproches a funcionarios. Lo que procede es señalar y atacar las tachas que hacen inservible el modelo bajo el cual vive mal el pueblo dominicano.

14.- Porque no garantiza nada a los que aquí llevan una existencia de amargura, hay que sumar voces sanas, honestas y con honor, para que se sumen a denunciar y combatir el estado de pobreza que golpea a mujeres y hombres de los barrios marginados.

15.- Los sistemas sociales, caracterizados como inhumanos, solo desaparecen por la voluntad y decisión de los que no están comprometidos con el statu quo.

16.- Ciertamente, en cada país, solamente los no beneficiados con el orden establecido, son los llamados a movilizarse para que cambie lo que oprime al pueblo, y así alcance su liberación.

Santiago de los Caballeros,
10 de noviembre de 2023.

Por Redaccion