SANTIAGO.- El arzobispado de esta ciudad advirtió que las autoridades del país han caído por el suelo y sostiene que al parecer todavía en nuestro sistema judicial existen espacios para la impunidad sin consecuencias para quienes violan las leyes.

En su editorial correspondiente a esta semana el periódico de la Iglesia católico Camino indica que el principio de la autoridad ha rodado por el suelo en el país desde hace tiempo.
«Las muestras más patéticas las tenemos en los innumerables irrespetos de ciudadanos frente a los agentes uniformados, sean policías, militares o responsables del tránsito», expresa Camino su comentario editorial.

Y agrega que parejo con la pérdida de este elemento tan esencial para el mantenimiento del orden, hay otro más vergonzoso y es el ostensible mal entendimiento de estos agentes para lidiar con esos irrespetos.

«La tendencia a desconocer, con insultos, agresiones físicas y forcejeo, ha contaminado todas las esferas, pues hasta personas revestidas de autoridad, como alcaldes, legisladores o funcionarios públicos, también incurren en los irrespetos», apunta Camino.

Precisa que el episodio más reciente, un director de un distrito municipal interfirió la labor de un agente de tránsito, forcejeó con él y terminó recibiendo un tiro de respuesta en el estómago.
Camino también recuerda que en otro orden, un diputado ultrajó y agredió con violencia a un raso de la Policía y que un fiscal y una sala de la Suprema Corte de Justicia, apenas le condenaron a pagar una multa de 3 mil 500 pesos y tres meses de prisión suspendida.

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«Si la justicia, cualquiera que sea la razón, se presta para actuar con paños tibios frente a agresiones de ese tipo, la señal que mandará a la sociedad es la de que todavía persisten espacios de impunidad y cero consecuencias para los abusadores e irrespetuosos de la autoridad», sostiene más adelante Camino.

Concluye señalando que sería entonces el colmo que llegáramos a una situación así, en un momento en que la propia sociedad siente en carne viva los efectos de una descomposición moral que rápidamente corroe sus principales valores.

Por Radaccion

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