Mercenarios colombianos que han ido a Ucrania a combatir venden sus propiedades o se endeudan para poder pagar el viaje hasta ese país, donde muchos han muerto en un conflicto muy diferente al que estaban habituados y, además, sus familias quedan sin nada, según testimonios publicados este 3 de noviembre por el diario ‘The New York Times’.
El periódico presentó el caso de Manuel Barrios, quien se unió a la batalla contra las fuerzas rusas en Ucrania porque un banco amenazó con embargar su casa en Colombia. Otro caso es el de Luis Alejandro Herrera, quien acudió al frente para recuperar los ahorros que perdió en un intento fallido de entrar en Estados Unidos a través de México. Y también Jhoan Cerón, quien luchó para tratar de mantener a su hijo pequeño.
«Los tres murieron en un conflicto que, según sus familiares, conocían o les importaba poco», afirma el diario.
De acuerdo con el rotativo, los colombianos supuestamente pueden ganar en Ucrania hasta tres veces más dinero de lo que ganan en su país.
«Dijo que estaba luchando (…) en un país que no era el suyo debido a la extrema necesidad», afirmó la esposa de Manuel Barrios, María Cubillos, entrevistada por The New York Times.
Y es que las grandes pérdidas y el estancamiento de las batallas en Ucrania están obligando a Kiev a buscar nuevas reservas de combatientes para reponer sus filas, de acuerdo con el medio.
«En el caso de Ucrania (…) se están sumando combatientes de países más pobres que se asemejan más a la definición legal de mercenarios: soldados que acuden a conflictos en el extranjero por motivos económicos», señaló el diario.
«Me atrevería a decir que ni un solo colombiano ha ido allí a defender la democracia», dijo Cristian Pérez, quien se retiró como francotirador del Ejército de Colombia.
El exmilitar trabajó con contratos de seguridad privada en el extranjero y está considerando la posibilidad de luchar en Ucrania. «Сreo que ni siquiera han oído hablar de Ucrania antes (…). Todo se reduce a motivaciones económicas».
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha dicho que las Fuerzas Armadas de Ucrania han perdido más de 90.000 soldados por muerte o lesiones durante la contraofensiva lanzada en junio pasado.
«En cuanto a los mercenarios extranjeros, también sufren pérdidas significativas por su estupidez. En cualquier caso, el público de los países cuyos gobiernos envían personas a la zona del conflicto debería saber lo que está sucediendo allí. Y llamaremos la atención de la gente para que evalúen las acciones de sus gobernantes», afirmó Putin en julio pasado.
Desde el inicio de la operación de Rusia en Ucrania, las fuerzas rusas han destruido 525 aviones, 254 helicópteros, 8.586 vehículos aéreos no tripulados; 441 sistemas de misiles antiaéreos, 13.135 tanques y otros vehículos blindados, 1.177 sistemas de lanzacohetes múltiples, 6.967 piezas de artillería de campo y morteros y 14.923 automóviles militares especiales, resumió el Ministerio de Defensa.
«Solo sabemos usar las armas»
Para los colombianos pobres, el Ejército ha sido durante mucho tiempo una de las pocas vías legales para conseguir cierta seguridad económica. En Colombia, los soldados profesionales retirados reciben una pensión mensual vitalicia de entre 400 y 600 dólares, así como asistencia sanitaria gratuita para sus familias.
Sin embargo, esas prestaciones no suelen bastar para llegar a fin de mes y muchos se dan cuenta de que las habilidades que han perfeccionado en selvas y montañas tienen poca utilidad en la vida civil, según The New York Times.
«Lo único que sabemos es usar las armas», dijo al periódico Andrés, un soldado colombiano retirado que sirvió en Ucrania y que pidió que no se revelara su apellido por razones de seguridad.
Algunos veteranos acaban uniéndose a grupos de delincuencia organizada. Un hombre entrevistado para este artículo dijo que trabajó durante tres meses para un cártel mexicano. El conflicto en Ucrania da a los veteranos colombianos una rara oportunidad de cambiar su suerte.
«Siempre tuvo la ambición de ser algo más», dijo Paola Ortiz, la viuda de Luis Alejandro Herrera, el soldado colombiano fallecido, que regresó a Ucrania para una segunda misión este año tras ser deportado de Estados Unidos. «Quería enviar a sus hijos a la universidad, comprar una casa, abrir un negocio».
Más de una docena de veteranos colombianos y sus familiares describieron en entrevistas el proceso de voluntariado.
Según ellos, los hombres colombianos viajan por su cuenta a Polonia, a menudo vendiendo posesiones preciadas, como coches, para costear el viaje. «En la frontera ucraniana, utilizan aplicaciones de traducción para decir a los guardias fronterizos que tienen experiencia militar y quieren luchar por Ucrania. Una vez dentro del país, se presentan en una base militar en la ciudad occidental de Ternopil», añadió el diario.
De 60 que viajaron, solo quedan siete
Los soldados colombianos dijeron que se encontraron con un conflicto muy diferente de los que habían conocido contra las guerrillas en Colombia.
«Los que quieran venir aquí, que se lo piensen antes», dijo un voluntario colombiano en un mensaje de audio enviado a un grupo de chat de veteranos en octubre. «Colombia es un juego de niños comparado con aquí. Cuando un misil explota cerca de ti, es cuando ves al diablo en persona».
El hombre, que también solicitó el anonimato, comentó que, de los 60 colombianos que se habían unido a él, solo quedaban unos siete. El resto murió, resultó herido o regresó a casa tras unas semanas en el frente.sputniknews.lat