Valorada en unos 560 millones de dólares, la instalación dispone de condiciones controladas de gas, temperatura y ventilación, así como de más de 30.000 puntos de alimentación automática.

Inaugurada a primeros de octubre en las afueras de la ciudad china de Ezhou, en la provincia central de Hubei, la única granja porcina de 26 plantas del mundo parece más bien un centro de negocios o un moderno edificio residencial.

China consume alrededor de la mitad de toda la carne de cerdo del mundo y estas instalaciones, con una capacidad para sacrificar 1,2 millones de animales al año, son la respuesta del gigante asiático a su creciente demanda de este alimento, informa The Guardian, que se remite a la cuenta oficial de WeChat de Hubei Zhongxin Kaiwei Modern Farming, la empresa que dirige el negocio.

La producción de la compañía, que desembarcó recientemente en el sector ganadero, arrancó hace un par de meses, cuando admitió sus primeros 3.700 cerdos. Hasta entonces Zhongxin Kaiwei se dedicaba exclusivamente a las inversiones en cemento y tenía varias fábricas en provincias como Hubei y Henan.

El director general de la empresa, Jin Lin, asegura que la compañía vio en la agricultura moderna un sector prometedor y una oportunidad para utilizar sus propios materiales para construir una granja de cerdos de dos edificios que, cuando se encuentren a pleno rendimiento, ofrecerán una superficie combinada de 800.000 metros cuadrados de espacio, con capacidad para 650.000 animales.

La granja, de un valor total de 560 millones de dólares, dispone de condiciones controladas de gas, temperatura y ventilación, mientras que los animales se alimentan a través de más de 30.000 puntos de alimentación automática, manejados a distancia.

China ha tratado de aumentar su producción de carne de cerdo después de perder entre 2018 y 2020 hasta 100 millones de puercos por Peste Porcina Africana. Se prevé que la nueva granja pueda producir 108.000 toneladas de carne de cerdo al año, según cálculos de la empresa.

«En comparación con los métodos de cría tradicionales, las granjas porcinas de gran altura son más inteligentes, con un alto nivel de automatización y bioseguridad», explica Zhu Zengyong, profesor del Instituto de Ciencia Animal de la Academia China de Ciencias Agrícolas. «Al mismo tiempo, tiene la ventaja de ahorrar recursos de tierra», agregó.

Sin embargo, otros expertos opinan que este tipo de granjas a gran escala aumentan el riesgo de brotes de enfermedades entre los animales.

«Las instalaciones intensivas pueden reducir las interacciones entre animales domésticos y salvajes y sus enfermedades, pero si una enfermedad entra en ellas puede estallar entre los animales como un incendio», advirtió Matthew Hayek, profesor asistente de estudios ambientales en la Universidad de Nueva York.

Por Radaccion

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