Por: Ramón Antonio Veras.

 

I.- La razón de valorar el ejercicio de las libertades públicas

 

1.- Aunque la lucha social es la única que hace avanzar a la sociedad humana por el camino del progreso, lo más lúcido del pensamiento dominicano, en los últimos años,  se ha ocupado de hacer dinero, odiosear, chismear, politiquear y otros asuntos de poca o ninguna sustancia. En ellos, lo baladí ha estado por encima de lo fundamental.

2.- De todas maneras, en este laberinto de ambiciones insaciables, no debemos desmayar; por el contrario, mantenernos llenos de aliento con la creencia de que no todo está perdido y que, a fin de cuentas, lo que importa es aportar y seguir adelante sin voltear la cara para no ver cosas feas e inútiles.

3.- Por el estado de irreflexión como se están interpretando y en forma alocada ejerciendo las libertades públicas, creemos oportuno traer a colación episodios vividos en épocas pasadas por periodistas y profesores.

4.- Además de que es posible que muchos de los integrantes y directivos del Sindicato Nacional de Periodistas Profesionales y de la Asociación Dominicana de Profesores, no tengan conocimiento del estado de terror que vivieron sus colegas en un pasado reciente.

II.- Periodistas y profesores trabajando bajo el terrorismo de Estado

 

 

5.- Durante el régimen de los doce años del doctor Balaguer, era común el arresto de corresponsales que trabajaban para periódicos en el interior del país, como fueron los casos que indicamos a continuación, en los cuales asistimos ante los tribunales a los siguientes periodistas:

  1. a) Guillermo Quiñones, corresponsal en Santiago, acusado de lanzar piedras a la Policía Nacional.[i]
  2. b) Restituyo Torres, corresponsal de El Nacional en Valverde Mao, imputado de constituirse en turba, agredir a un miembro del ejército y a otro de la Policía, de injuriar al Presidente de la República y de practicar el comunismo. [ii]
  3. c) Antonio Espinal, corresponsal de El Nacional en Mao, acusado de formar turbas, agredir a miembros del ejército y tratar de desarmar a un miembro de la misma institución.[iii]
  4. d) Erasmo Ulloa Jiménez, corresponsal de El Nacional en Dajabón, con acusación formulada de injuriar a un primer teniente médico del Ejército Nacional. [iv]
  5. e) Miguel Noboa, corresponsal de El Nacional en Esperanza, acusado de difamación e injuria contra el diputado Miguel Ruiz Lama.[v]

6.- El inconveniente para la defensa de estos periodistas residía en que debíamos trasladarnos desde Santiago de los Caballeros, hasta los lugares donde habían sido apresados que, por lo regular, era siempre la misma ciudad del interior donde laboraban.

[i] La Información, febrero de 1971.

[ii] El Nacional, 2 de junio de 1973.

[iii] El Caribe, 27 de septiembre de 1972.

[iv] El Nacional, 2 de febrero de 1973.

[v] Última Hora, 2 de mayo de 1973.

Por Radaccion

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