Tras casi tres meses en funcionamiento, el gasoducto Néstor Kirchner permitió un ahorro de 550 millones de dólares en importaciones energéticas. En un diálogo con Sputnik, el exsecretario de Energía de Tierra del Fuego, Moisés Solorza, celebró los resultados, pero destacó la necesidad de crear instituciones que fomenten la autonomía energética.
El pasado 9 de julio, el Gobierno argentino inauguró la primera etapa del gasoducto Néstor Kirchner, que en su primer tramó unió los 573 kilómetros que separan al yacimiento de gas de Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén (suroeste), con la localidad bonaerense de Salliqueló (centro-este).
La obra, considerada como «el principio del cambio en la matriz económica y energética» del país por el ministro de Economía y actual candidato presidencial del oficialismo (Unión por la Patria), Sergio Massa, está dando sus frutos. A menos de tres meses de puesta en marcha del gasoducto, Argentina ha ahorrado 550 millones de dólares en importaciones de energía, informaron medios locales.
La Secretaría de Energía argentina estimó en alrededor de 100 millones de dólares el superávit en la balanza energética para 2023, hecho que no ocurría en la economía del país sudamericano hace al menos una década, gracias a la disminución de las importaciones y el aumento de las exportaciones.