Pese apoyo de los Estados Unidos, la presidenta de Perú, Dina Boluarte, ha quedado como la arepa, fuego arriba y fuego por debato, entre el Congreso y las crecientes protestas que dejan 20 muertos.

Boluarte descartó renunciar a su cargo este sábado y en su lugar solicitó que el Congreso del país aprobara el adelanto de elecciones generales.

Dijo que su renuncia no ayudaría a «resolver el problema». «Vamos a estar firmes hasta que el Congreso apruebe el adelanto de elecciones. Hay que pararnos firmes para decir ‘no’ a la violencia», declaró.

Mientras crecen las protestas y se agudiza la confrontación con los mismos sectores que la llevaron al puesto, la mandataria enfrenta también, la renuncia de varios ministros.

Anunció sus planes de «recomponer el Gabinete para darle mayor tranquilidad con profesionales a nuestra población peruana».

Sin embargo sus esfuerzos no parecen tranquilizar a los sectores de Poder que las ven con recelo y ni al pueblo que está sublevado en las masivas protestas en las calles.

El agotamiento del sistema político en Perú le hace tambalear y ella está consciente que sin los cambios que lo reformulen es asunto de tiempo para que colapse. El problema es que ninguno de los sectores aliados a ella está dispuesto a sacrificarse.

Por Radaccion

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