POR RAMÓN MARTÍNEZ [email protected]

NEW YORK. El arzobispo de la Arquidiócesis de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria Acosta, tuvo un sueño difícil de lograr, que el proceso electoral dominicano sea diferente y lo expresó el día en que se rinde honor a la madre celestial del pueblo La Virgen La Altagracia.-

Monseñor Ozoria Acosta, planteó de que en las próximas elecciones no se vote por delincuentes, tránsfugas, o corruptos es brutalmente correcto, necesario; pero totalmente inaplicable.-

Cada 4 años la población participa de un mercado electoral, donde generalmente gana el más poderoso o rico, aunque no tenga el plan aplicable que necesita los y las dominicanas para mejorar sus condiciones.-

El que no tiene dinero para comprar los votantes no gana la presidencia, una senaduría, una diputación, una alcaldía o una regiduria.- En República Dominicana hacer política es fomentar el mercado politico, todos los votos tienen un precio específico.-
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Es penoso, los procesos electorales junto a sus actores en toda Dominicana transitan por todos los senderos, menos por el que hay para perder o ganar en buena lid.-

A fin de ganar los candidatos reciben dinero de todos los ámbitos, promueven la compra de votos, el fraude, las amenazas de muerte y hasta el incentivo de la abstención en indecisos que no tienen claro si van a las urnas.-

En casi todos los partidos que tienen opción de poder se está recibiendo dinero de todos los lares, las consecuencias no preocupa, lo que importa es tener la vía para llegar o retornar al poder.-

Desde que el o los candidatos logran alzarse ya sea con el poder nacional, congresional o municipal, se aplica un fino plan para tapar, borrar los cuestionamientos.- Igualmente se trabaja en la mente de los menos pensantes para que estos justifiquen el triunfo de sus candidatos.-

Es correcto y necesario no votar por ladrones, delincuentes, corruptos, tránsfugas o personeros de la sombra, pero eso es imposible porque desde el interior de los partidos lo que importa es que lleguen recursos para promover sus representantes, no importa que ellos posean fortunas de dudosa reputación, o estén tachado de cometer actos que van contra las buenas costumbres.-

La población votante, afiliada o no, ya aprendió que su voto tiene un valor económico, por eso a ella no le importa por quien van a votar ya que en sus cabezas está impregnada la idea de que los que llegan y de manera especial los de arriba van a ensanchar sólo sus fortunas económicas.-

Aunque no es correcto decirlo, hoy día los votantes están en su derecho en exigir dinero para votar por un determinado candidato o candidata, debido a que está entronizada la idea de que servir al desarrollo y mejoría de toda la población es cosa del pasado.-

En nuestros municipios la población votante coge de todo, porque al final cuando ganan los candidatos que pagaron por eso, no vuelven al barrio para palpar que su pobreza, abandono y necesidades siguen igual o peor que al momento en que ellos buscaban los votos.

Es lamentable que ya no valen los liderazgos naturales que hay en los partidos y se dan las candidaturas al que puede pagar por ellas, por eso en el común del votante hay la clara idea de que ganamos todos o ninguno.

En ese orden el anhelo de monseñor Ozoria Acosta es positivo, justo y necesario pero eso nunca se va a dar y menos ahora. De 1996 hasta la fecha todo ha cambiado, todo se vale, especialmente lo ilegal.

Por Radaccion